lunes, 21 de marzo de 2011

Curso de arcilla polimérica

El otro día por fin, pude apuntarme a mi primer curso. Fueron coincidiendo hechos en el tiempo y fue posible. Todo pintaba bien hasta que llegó el día. Juraría que vi otro horario, así que fui al lugar dos horas antes. No sé si de las ganas que tenía o porque realmente lo vi, jeje!! Así que, vuelta a casa. 

Cuando me monté en el metro, vi a una chica (un saludo) que tenía pinta de ir al curso. Iba con mochila y empecé a preguntarme si había que llevar material. No había leído nada de eso, pero si me fijé igual de bien que en la hora... iba apañada! No sabía si deseaba que se bajase en otra parada o que realmente fuese (y todo por la mochila...). Tendría que llamara a casa, pedir el favor de buscar el material y traérmelo... Un marrón pero que sabía que si era así, no habría problema.

Llegó mi parada y la chica.... se bajó! Mi corazón empezó a latir con fuerza. Bueno, había dos salidas y en una de ellas otras dos. Os lo podréis imaginar... mismas dos salidas. La chica sacó un plano así que cada vez cobraba más fuerza la posibilidad de tener que llamar a casa.

Al llegar al último semáforo y la chica volver a sacar el plano me decidí a preguntarle (nunca pensé que lo haría pero desde que soy madre, en algunas cosas, la cosa ha cambiado). Ella me dijo que también se había fijado en mí en el metro. Al ver que llevaba unos pendientes de fimo (arcilla polimérica) se imaginó que iba al curso. Contaba con ventaja, jeje!!! 

Pues tengo que deciros que menos mal que fue porque estaba complicado encontrar el sitio. Pero ahí no queda la cosa. De dónde sacó el plano? Me dijo que se lo habían mandado. Perdona????? A mí no me habían mandado nada!! Pues iba bien el día! Voy antes de tiempo, no sabía lo del material, ella tenía el plano...

Hablando llegué a la conclusión que a ella le había contestado la profe y a mí el profe (un saludo pareja). Entonces me alegré de haberle preguntado. Pero aún queda el tema de la mochila. Así que ni corta ni perezosa, y ya que estaba, le pregunté si había que llevar material. Me comentó que la profe le dijo que por si acaso llevase algo de material. Al llegar allí nos pusimos a hablar con otra chica y nos dijo que tenían material suficiente. Me alegré, un 'problema' menos. Empecé a emocionarme otra vez por el curso. Iuju!

Llegó el gran momento. Qué nervios! Menos mal que había conocido a la chica. Nos pusimos juntas y a mi otro lado había un puntazo de chica. La cosa pintaba mejor. Gente maja, curso interesante...

Después de tomar los reglamentarios apuntes, llegó el momento de ponerse manos a la obra. Y ahí se volvió a torcer el día. Saltaron los plomos. Y os diréis: 'Eso no es problema. Se suben y punto.' Efectivamente, pero para ello hay que saber dónde están. La chica que vivía allí fue a buscar a los de la junta pero estaban en el fútbol. Sí, como estáis oyendo (bueno, leyendo). Así que todo nuestro gozo en un pozo. Eso sí, los profes se portaron y nos cobraron la mitad. Y... como no hay mal que por bien no venga, más dinerito para material, y prontito a casa.

Una vez cargadas, tocaba volver al hogar. Como habíamos coincidido en el metro decidimos volver juntas.

La verdad, es que a pesar de ese día lleno de... 'hechos' debo decir que no lo cambiaría por nada del mundo.  Conocí gente maja, que debo decir que algunas eran unas máquinas, y aprendí. No sé si mucho pero bueno. Con la práctica espero llegar a buen puerto.

Debo deciros que cuando llegué a casa,  me puse a terminar alguna de las piezas porque otras... sí, se me habían fastidiado! Al irse la luz, no pude secar bien las tintas y... os lo podéis imaginar. Como os he dicho hay que perfeccionar pero me gustó. En cuanto pueda subo foto.